Casi siempre, la información que recibimos sobre este lamentable período de la historia, es desesperanzadora.
Ciudadanos normales que se convierten en monstruos delatores, se aprovechan de los que hasta entonces eran sus vecinos, aprovechan para vengar antiguas ofensas y un largo etcétera, que hace que uno se cuestione un montón de cosas relacionadas con el grado de civilización de las sociedades y la calidad moral del Ser Humano.
Y a veces, encuentras estas, las otras, donde te explican como personas normales, de esas que podrían haber mirado hacia otra parte, podrían haber aprovechado la situación para su propio provecho, deciden arriesgarlo todo y hacer lo que su conciencia les dicta, lo que esperan que otros hiciesen por ellos; personas decentes que no dejaron que el terror, el odio y el racismo entrara en sus corazones.
A veces, hay personas buenas y es de esas de las que se debe hablar, para que todos los demás sepamos que llegado el momento podemos elegir y que no es verdad que todo el mundo hizo lo mismo, mirar hacia otra parte, que no todo el mundo pensó que era algo inevitable y no se podía hacer nada, porque no es cierto; siempre podemos hacer algo, siempre, para tratar de compensar la ferocidad de este mundo.
Os dejo algunas fotos de la exposición que ya terminó; una exposición donde por una vez, podemos celebrar la honradez y la bondad como bandera de nuestros congéneres.
A todos ellos gracias por hacer de este mundo tan perro a veces, un lugar mejor.
Extraído de la página Patronat Call de Girona,
Entre 1939 y 1945, miles de judíos víctimas de las leyes raciales nazis pudieron salvar su libertad y sus vidas gracias al compromiso ético y a la labor humanitaria que, por propia iniciativa y en circunstancias muy adversas, desarrollaron diplomáticos españoles destinados en territorios bajo administración alemana o de los gobiernos colaboracionistas de los países ocupados, actuaron de forma valiente y decidida y aprovecharon las relaciones de amistad hispano-alemana para ampliar sus márgenes de actuación y ayudar a los judíos perseguidos.
Las Embajadas y Legaciones de España en el exterior, además de la representación y defensa de los intereses del Estado, tienen encomendada también la protección de la libertad y seguridad de los ciudadanos españoles. La actuación de los diplomáticos se centró fundamentalmente en la defensa de los judíos de origen sefardí, pero en ocasiones se extendió también a judíos perseguidos que no tenían ese carácter.

José fue nombrado en marzo del 44 agregado de la embajada española en Alemania, junto con su esposa ocultaron haciéndolos pasar por servicio doméstico a tres personas de religión judía.


Ante los miles de solicitudes de visados españoles, Propper emitió visados especiales.
Le fue otorgada la distinción Justo entre las naciones a título póstumo.

Este cónsul general de España en París, desoyendo a sus superiores consiguió proteger a los 2000 sefardíes españoles residentes en la ciudad de las leyes anti-judías.
En el 41 intercede por la liberación de 14 judíos españoles enviados al campo de Drancy y en el 43 organiza la repatriación de 77 judíos españoles.

En el verano del 1944 Sanz Briz es destinado a la Legación de España en Budapest como Encargado de Negocios.
Por iniciativa propia Sanz Briz aumenta la cantidad de visados autorizada por España que se muestra neutral pero dispuesta a emitir un cierto número de visados que proporcionen protección a los judíos.
Alquiló un total de 8 casas donde ofrecía protección a sus habitantes.

Ante la marcha de Sanz Briz, Perlasca se hace pasar por el representante de la embajada española en Budapest.
Hasta enero del 45 es responsable de la Legación española y protege y alimenta a los judíos de las casas protegidas.
Se estima que alrededor de 5200 personas se salvaron gracias a su intervención.

De Rojas y Moreno asume el cargo de Ministro de la Legación de España en Bucarest en la primavera del 41.
Consiguió eximir a 27 familias de nacionalidad española en Bucarest de las disposiciones legales discriminatorias.

Ministro plenipotenciario de la Legación española en la capital búlgara interviene para proteger los bienes de los judíos de esta ciudad.
Pide permiso a Madrid para evitar la deportación de los territorios anexionados, como Tracia y Macedonia, de los sefardíes españoles.

Se internaron allí de manera provisional a los judíos españoles de Grecia.
Finalmente, 6 meses después fueron repatriados a España en un estado lamentable y dos fallecidos en el campo, que era mucho menos duro que el resto de campos al ser catalogado para presos neutrales.
No deja de ser irónico el hecho de que a pesar de que el colectivo más perseguido por la Alemania nazi fueron los judíos, recibieron un trato mucho más cruel los republicanos españoles que acabaron en sus campos.
¿Era una cuestión ideológica o política entonces?

que daría paso a un proceso de naturalización de los mismos hasta el año 1930.
Gracias a la documentación que acreditaba que eran sefardíes con nacionalidad española, muchos de ellos salvaron la vida.

Pese a no haber recibido órdenes desde Madrid, Romero invierte todos sus esfuerzos aprovechando su puesto en la Legación para salvar a los judíos españoles en Salónica.
Sin embargo muchos de ellos fueron deportados a Bergen Belsen, junto con judíos griegos.
A pesar de todo, logro trasladar 15o judíos españoles a Atenas y cuando ésta es ocupada por los nazis, reclama a Madrid la repatriación de estos judíos.

-Serán rescatado solamente los judíos españoles que hubieran adquirido la nacionalidad según todos los reglamentos del decreto de 1924.
-Los repatriados deberían abandonar España tan pronto como fuera posible.
-La provisión de visados de terceros países y los costes de estancia corrían a cargo de las organizaciones de ayuda internacionales.
Ninguna de estas condicones fue exigida por Alemania.

Sin embargo estaban dispuestos a hacer una expeción con los judíos de países neutrales o aliados ofreciéndoles la posibilidad de la repatriación.
La reacción de España ante el ultimátum fue vacilante y tardía.

Todas las solicitudes de extranjeros para entrar en España eran enviadas a la Dirección General de Seguridad, en Madrid.
Tres elementos fueron decisivos en la política de concesión de visados.
1. Los visados expedidos a refugiados eran de tránsito.
2. El numero de refugiados en tránsito debía ser mínimo.
3. No recibían autorización para la entrada en España los ciudadanos de un país beligerante en edad apta para el servicio militar, ni cualquier persona sospechosa de ser masón o comunista.

Según los casos intercedieron ante los alemanes y expidieron documentos protectores.
Terminada la Segunda Guerra Mundial, el gobierno español presentaría como política oficial del régimen una labor humanitaria que según en qué momento obstaculizó o simplemente toleró.

Miles de refugiados judíos huyeron de la Europa nazi a través de España.
España mantuvo una relación de amistad y cooperación con Alemania aunque en España no se adoptaron leyes antijudías.
A la hora de conceder visados el criterio dominante fue político.
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