Es cómo vivir dos veces

A la vuelta de nuestro viaje a Marruecos, más mío que nada, ya que fuí yo la que estuvo 12 días, sentados en la terraza comunitaria en casa de unos amigos, a la luz de las velas, bebiendo unas copas de vino, de madrugada, después de una cena maravillosa, empezamos a hablar de cómo había sido la estancia por aquellas tierras.

Mientras desgranábamos recuerdos, uno de los contertulios, emocionado e inspirado por la esencia del viajar en sí mismo, nos dijo aquello de; -ya lo decía el poeta, viajar, es cómo vivir dos veces.

La frase, me pareció de lo más acertada, de hecho, estuvo semanas rondándome por la cabeza, para qué podrá servir esta bella frase, me preguntaba, hasta que nació este blog y supe que nombre debía llevar.

Así que, aquí está parte de esa segunda vida.

lunes, 26 de enero de 2009

Lisboa, la ciudad del 11 al 14 de octubre 2008

Lisboa es una ciudad maravillosa, se mire por dónde se mire.

Este viaje lo planificamos cómo la salida tranquila del año y desde luego no pudimos elegir mejor.
A pesar de que nos habían dicho lo bonita que era esta ciudad no nos dimos cuenta de lo cierto que era hasta poner los pies allí.

Lisboa es una ciudad tranquila, luminosa, bonita, sencilla, vistosa, con un clima estupendo y unos ciudadanos con los que te podrás entender perfectamente en castellano y si te atreves, en Portuñol, una curiosa mezcla de ambos.
Los lisboetas son serios, pero no hay que preocuparse, por qué son amables y están siempre dispuestos a echarte una mano.

Nosotros nos alojamos en el barrio de Alfama, uno de los lugares típicos, que es precioso pero si tienes problemas para andar y no te gustan las cuestas y las escaleras, puede ser un tormento.
Que está bien para ir de turista, pero no para vivir, vaya.

Nada más llegar al aeropueto, tienes varias opciones de trasnporte, si has cogido un apartamento, cómo hicimos nosotros, en una calle poco conocida, lo mejor es coger un taxi, son todos muy nuevos y más económicos que en España.
(De hecho depende del trayecto que vayas a hacer, sale mejor de precio coger un taxi que el transporte público, ya que los billetes de tranvía y metro son independientes entre sí, no cómo en Barcelona que dentro de la hora y cuarto con el mismo billete puedes coger otros medios de trasporte con el mismo billete.
Además en Lisboa las tarjetas que compres en las máquinas del metro, son recargables, metes la tarjeta y recargas con dinero los viajes, así que si te compras una no la tires, te servirá hasta que te vayas.)

A pesar de ello, el nuestro tuvo serios problemas para encontrar nuestra calle, más que nada por qué nos dieron las señas mal y el hombre casi se vuelve loco buscando.

Al llegara a Alfama, nos tuvimos que pasar por un bar cercano, allí nos dieron las llaves del apartamento, ya que la persona que nos lo alquiló no se podía pasar a dárnoslas.
Recordad que España y Portugal tienen una hora de diferencia, allí es una hora menos, nosotros no lo tuvimos en cuenta y nos llevamos algún susto de fácil arreglo.

Nuestro apartamento estaba a pie de calle, una única planta, un sitio tranquilo y acogedor con electrodomésticos nuevos y muy limpio.

Si paseas por el barrio descubrirás que las calles son muy antiguas, en algunas partes hay lugares semiabandonados, aunque a pesar de ello no sentimos sensación de inseguridad en ningún momento.

Una cosa que no hicimos fue subir al Elevador de Santa Justa, que comunica distintos barrios de la ciudad, estábamos hartos de hacer cola por todo y nos lo saltamos.

El centro de la ciudad es antiguo, con un largo paseo que va a parar a la Plaza del Comercio, flanqueada por unos bellos arcos de aire colonial, dónde los fines de semana hay una especie de mercado/mercadillo dónde se puede encontrar un poco de todo.
Nosotros nos traímos unas cuantas conchas marinas.

En Lisboa se come bien, aunque nosotros tiramos de supermercado y alguna comida preparada.
Hay que tener en cuenta que Lisboa es levemente más barata que Barcelona, no mucho pero lo justo cómo para apreciarlo al ir a pagar las compras.

Justo en la finca de delante había un gato pelirrojo y blanco con el que hicimos muy buenas migas nada más llegar, en cuanto vio lo mucho que nos gustaba acariciarlo, lo tuvo claro, y mientras estábamos en el apartamento, no se despegó de nuestra puerta, a ver si caía un poco de jamón de york de ese que tanto le gustaba.
En cuanto nos oía dentro se plantaba en la puerta maullando tristemente, cómo si el golfillo estuviese desnutrido, si lo véis en las fotos podréis apreciar que nada más lejos de la realidad.
Uno de los mejores recuerdos que tengo de este viaje, fue la segunda noche que pasamos allí, llegamos a las 9, rotos de tanto andar y Golfo, que es cómo lo apodamos, se puso a maullar delante de la puerta.
Cómo nuestra puerta estaba partida en dos y se podía abrir sólo la mitad superior me asomé y allí estaba desgañitándose, teníamos que ir con ojo de no abrir la puerta del todo ya que el tio se te metía en casa tan tranquilamente en cuanto podía.
Así que me fui a la nevera, saqué el jamón y salí a la calle, me senté en la entrada del apartamento y allí estuvimos un buen rato Golfo y yo, disfrutando del fresquito de la noche, el silencio de la calle y la compañía mutua.
Sin más que hacer que acaricialro, y él, que comer y dejarse acariciar.

Curiosamente, habíamos estado en dos países con tranvía y nunca habíamos montado en ninguno, esta fue la ocasión de desquitarse, pues era nuestro principal medio de trasporte.
Hay dos tipos de tranvías, los típicos y antiguos, que te llevaban, por ejemplo al barrio de Alfama y los más nuevos, que te llevaban por el resto de la ciudad.

Cerca de dónde estábamos estaba el Miradouro do Castelo, un mirador desde el que divisar gran parte de la ciudad, siempre lleno de turistas en busca de una buena foto y nuestro lugar de referencia para los taxistas, ya que al apartamento en coche era imporble llegar.

Lisboa es ideal para hacer una escapada en otoño, si vas, no te arrepentirás.

La primera foto del viaje, era una casa de caridad
Nuestra calle, Beco do Garcés, en el precioso barrio de Alfama
Nuestra calle, Beco do GarcésNuestra calle, Beco do Garcés, desde la parte más alta
Parte de la muralla, barrio de Alfama
Vista de la ciudad desde el Miradouro do Castelo
Vista de la ciudad desde el Miradouro do Castelo
Vista de la ciudad desde el Miradouro do Castelo
Mapa del barrio de Alfama
Barrio de Alfama
Sí, sí, un urinario, al lado del Castillo de San Jorge
Vista detallada del urinario
Puerta, barrio de Alfama
Puerta, barrio de Alfama
Puerta, barrio de Alfama
Vegetación invasiva
También, en medio de la calle
Vista del castillo
El famoso ascensor, Elevador de Santa Justa
Vista del paseo
Detalle del paseo
Detalle de los pórticos del paseo
Detalle de la Plaza del Comercio (Praça do Comércio), estatua a José I
Vista de la la Plaza del Comercio
Plaza del Comercio
Elevador de Santa Justa, al fondo
Estación de autobús
Teatro Edén
¿Qué come un español en Lisboa?
Un amigo que hicimos, apodado Golfo, nos observa
Golfo nos deja hacerle fotos, darle mimos y comida
Nuestra calle, Beco do Garcés, desde abajo del todo
Grafitti
Grafitti
Grafitti
Grafitti
Grafitti
Calleja
Edificio del Chafariz del Rey
Detalle de un edificio
Detalle de la calle
Detalle de flor
Tienen dos tipos de buzones, correo ordinario y urgente
Tranvía moderno
Arte en las paredes
Vista de la calle dónde tomábamos el tranvía para subir a Alfama
Tranvía antiguo, el 28
Vista de la ciudad con arcoiris
Vista del puente del Elevador de Santa Justa
Estatua de Pessoa, en el bar dónde solía ir
Escaleras del metro
Andana del metro
Panel de las líneas del metro
Metro
Interior del metro
Foto conceptual con bambas en el metro
Vista del acueducto
Golfo espera su ración de jamón
El océano al fondo
Tranvía en calle empinada
Vista de la ciudad con niebla
Detalle de edificio
Fachada del jardín Botánico
Puerta trasera del Jardín Botánico
Ropa tendida en la calle
Gatos callejeros en descampado junto al Castillo
Ruta del tranvía
Puesta de sol desde el Miradouro
Luna llena desde el Miradouro
Muy temprano, el último día
Epífita trepadora
Detalle del arco
Detalle de los arcos
Vista general
Al lado del Miradouro do Castelo
La plaza dónde paraba nuestro tranvía
La última foto
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