Es cómo vivir dos veces

A la vuelta de nuestro viaje a Marruecos, más mío que nada, ya que fuí yo la que estuvo 12 días, sentados en la terraza comunitaria en casa de unos amigos, a la luz de las velas, bebiendo unas copas de vino, de madrugada, después de una cena maravillosa, empezamos a hablar de cómo había sido la estancia por aquellas tierras.

Mientras desgranábamos recuerdos, uno de los contertulios, emocionado e inspirado por la esencia del viajar en sí mismo, nos dijo aquello de; -ya lo decía el poeta, viajar, es cómo vivir dos veces.

La frase, me pareció de lo más acertada, de hecho, estuvo semanas rondándome por la cabeza, para qué podrá servir esta bella frase, me preguntaba, hasta que nació este blog y supe que nombre debía llevar.

Así que, aquí está parte de esa segunda vida.

lunes, 17 de mayo de 2010

Templo de Diana, Mérida

El templo de Diana se hallaba ubicado en el Foro Romano de Mérida.
Era uno de los eidficios que albergaba el Foro.
Data de finales del S. I a. C. y sus dimensiones eran de entre 40 y 70 metros de largo y 22 de ancho.

El templo se contruyó con granito de canteras locales y se revistió con estuco.
Tuvo columnas en todos sus lados (6 en los menores y 11 en los mayores) apoyadas en un podio de tres metros.
Los espacios entre las columnas estuvieron cerrados por canceles de bronce.
En esta bonita vista general podemos apreciar el mástil de la grúa situada justo al lado del Templo donde se realizaban obras.
El Templo se abandonó en el S. V.
Los visigodos y después los árabes pudieron darle un uso público.
A finales del S. XV se construyó en su interior La Casa de los Milagros, propiedad de los señores de los Corbos.
El Templo se ubicaba en un espacio sagrado delimitado por un pórtico en forma de U y sobreelevado con respecto a la plaza.
En su fachada principal hubo una escalera monumental, hoy perdida, que daba paso al interior.
Desde el S. XVII el edificio se conoce popularmete como Templo de Diana.
Los estudios posteriores han comprobado que nunca estuvo dedicado a esa diosa.
Y la grúa es omnipresente.
Detalle de gatos durmiendo plácidamente sin hacer el menor caso a los turistas que les sacaban fotos y decían cosas.
En 1972 pasó a ser propiedad del Estado y desde entonces ha sido excavado y restaurado en varias ocasiones.
Y sí, pude evitar la grúa.


*Fuentes para esta entrada: Historia de la arquitectura en España y paneles informativos del templo de Diana.

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