El Puente Romano y el paseo que bordea el río
Guadiana, son recorridos muy apreciados por los habitantes de Mérida y los recorren paseando en las calurosas noches de verano.
Nosotros iniciamos nuestro paseo por la tarde y continuamos hasta que se hizo de noche, ver la caída del sol desde este enclave priviligiado no tiene precio.

El puente asoma entre la vegetación de los márgenes del Guadiana.

El puente desde el paseo.
Fue construido durante la fundación de la ciudad, sobre el año 25 a. C.
Se eligió una zona vadeable del río y daba acceso a una de las 4 puertas de la ciudad romana.

Este puente fue diseñado para resistir las crecidas de más de 4 metros del río, y sufrió dos reparaciones importantes, la primera en el año 483 durante la época visigoda y la segunda en el S. XVII tras una fuerte crecida del río en la que se contruyeron los 5 arcos en la zona del tajamar, los contrafuertes triangulares y los descendederos.

Este puente se realizó en dos tramos que se unían en una isla.
Sus 762 metros de longitud contaron en origen con 60 arcos.
Los romanos cruzaban este puente para viajar a la Bética (Andalucía) o a Olisipo (Lisboa).

Como nudo de comunicaciones entre norte y sur peninsular ha continuado vigente hasta el S. XXI.

Detalle del Guadiana al anochecer.

Puente de Lusitania de
Santiago Calatrava, en
la operación ninguna ciudad de España sin un puente de Calatrava.
*Fuentes para esta entrada: los paneles informativos en el propio puente.
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