Está estructurado en tres espacios diferenciados, que son:
-Estufa fría, dónde la temperatura es la ambiental, es decir, no hay ningún tipo de climatización.
-Estufa quente, dónde se ubican las especies tropicales y cuya temperatura es mucho más elevada, debido a la cobertura de vidrio que eleva las temperaturas notablemente.
-Estufa doce, dónde están ubicados los cactus y suculentas, aunque es la estufa dulce, han puesto aquí a las plantas más feroces de la naturaleza.
Nada más entrar, descubrimos que estaban en obras, nada importante, sólo la entrada, pero había llovido y el barrizal que se había formado era impresionante.
Pensamos que en muy poco rato, recorreríamos todos los departamentos de este invernadero, pero cuidado, sus dimensiones engañan, nada más entrar no se aprecia las dimensiones reales del recinto, de ahí que se vayan descubriendo rincones y más rincones que explorar a medida que se va avanzando.
Si bien la riqueza botánica no está nada mal, el recinto en general daba la impresión de estar un poco descuidado y algunas zonas, de abandono total, acumulando trastos que nada tenían que ver con el invernadero.
Nosotros invertimos unas tres horas en ver detalladamente todas las salas, sacar fotos, subir por todos los caminos y disfrutarlo tranquilamente, aunque si se va con prisa en poco más de una hora, se puede ver perfectamente.
Si te gustan las plantas, es una visita que no se puede dejar de hacer, el invernadero, además de bello, es muy tranquilo y los muchos estanques proporcionan tranquilidad y armonía a un viajero estresado por ver cuantas más cosas mejor.
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