Es cómo vivir dos veces

A la vuelta de nuestro viaje a Marruecos, más mío que nada, ya que fuí yo la que estuvo 12 días, sentados en la terraza comunitaria en casa de unos amigos, a la luz de las velas, bebiendo unas copas de vino, de madrugada, después de una cena maravillosa, empezamos a hablar de cómo había sido la estancia por aquellas tierras.

Mientras desgranábamos recuerdos, uno de los contertulios, emocionado e inspirado por la esencia del viajar en sí mismo, nos dijo aquello de; -ya lo decía el poeta, viajar, es cómo vivir dos veces.

La frase, me pareció de lo más acertada, de hecho, estuvo semanas rondándome por la cabeza, para qué podrá servir esta bella frase, me preguntaba, hasta que nació este blog y supe que nombre debía llevar.

Así que, aquí está parte de esa segunda vida.

viernes, 23 de octubre de 2009

Castillo de Sagunto

En esta visita, no vimos el Castillo de Sagunto al completo, no teníamos tanto tiempo como la vez anterior, ya que ver todas las ruinas te puede llevar un par de horas o más, pero nos trajimos algunas fotos de lo que se puede ver nada más entrar y recorriendo un poco de las ruinas, justo hasta llegar al museo que se encuentra en su recinto, el Antiquarium Epigráfico, dispone de una de las colecciones epigráficas más importantes de nuestro país; la visita es gratuita, lo mismo que el recinto del castillo, eso sí, debes pasar por taquilla para que te den una entrada.

La puerta de Almenara
Bajo esta columnata, se daban los tickets
Parte de la muralla y opuntias o chumberas
La muralla
Uno de los recintos cercanos a la muralla desde el que contemplar la vista
Pared que dividía dos estancias
Vista general, cerca de la puerta de Almenara
La puerta de la puerta de Almenara
Escaleras de la muralla
Muralla
Vista general
A la izquierda el resto del castillo y abajo, en primera instancia, el Teatro Romano
Interior de una antigua estancia
Detalle de ventana
Ventana con vistas
Pared del recinto
Amigo caracol
Vista general
Vista general
Interior de estancia con columnas
Restos de artesanía incrustada en el suelo
Parte de la muralla
Delante del museo, este par de pequeños
El peque atigrado
Se asustó y se escondió; tenía un ojo de cada color
El peque negro su fue a buscar un sitio lejos de las cámaras
Mira que me voy, eh...
Bueno, si insistes te dejo
Hasta aquí hemos llegado

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