Es cómo vivir dos veces

A la vuelta de nuestro viaje a Marruecos, más mío que nada, ya que fuí yo la que estuvo 12 días, sentados en la terraza comunitaria en casa de unos amigos, a la luz de las velas, bebiendo unas copas de vino, de madrugada, después de una cena maravillosa, empezamos a hablar de cómo había sido la estancia por aquellas tierras.

Mientras desgranábamos recuerdos, uno de los contertulios, emocionado e inspirado por la esencia del viajar en sí mismo, nos dijo aquello de; -ya lo decía el poeta, viajar, es cómo vivir dos veces.

La frase, me pareció de lo más acertada, de hecho, estuvo semanas rondándome por la cabeza, para qué podrá servir esta bella frase, me preguntaba, hasta que nació este blog y supe que nombre debía llevar.

Así que, aquí está parte de esa segunda vida.

lunes, 11 de agosto de 2008

Montserrat, 11 de septiembre 2007

A pesar de ser un lugar tan visitado en mi propia tierra, nunca antes había estado en Montserrat, tal vez por qué la visita al propio monasterio tampoco me parecía demasiado atractiva, sin embargo, surgió la posibilidad de hacer una de las rutas por la montaña y eso, ya me pareció más interesante.

Aunque no soy una persona deportista, esto de irnos de ruta por la montaña, me parece una opción muy interesante y esta era la primera vez que lo practicaba desde hacía bastante.

Lo malo es que si la ruta es muy larga, a la mañana siguiente puede que desees no haber nacido, ya que descubres dolor en partes de tu cuerpo que ni siquiera sabías que existieran y no siempre resulta posible abandonar una ruta a la mitad, cómo fué el caso de la que elegimos este día.

Llegamos, cómo todos, con el teleférico, hicimos una breve visita al monasterio y luego nos decantamos por una de las rutas montañeras que se podían hacer, que consistía en casi dar la vuelta a la montaña sobre la que está ubicado el monasterio.

Terminada esa ruta, comimos, subimos al cremallera y elegimos una ruta más corta, esta vez, no fué montaña a través, sino por la zona de paseo de la montaña, es decir, terreno asfaltado.

A pesar de ello, esta segunda ruta, resultó especialmente dura, subidas empinadísimas, mucho calor, cansancio, todo ello convirtió el final de la ruta, en una proeza para mi, así que tuvieron que tirar en algunos tramos de mi cansada anatomía!

Una vez llegamos al final de la caminata, de nuevo en el monasterio, dimos una vuelta más y decidimos coger el teleférico para volver; esa era la parte fácil, tuvimos que esperar casi una hora para la llegada del tren...

Igual repetimos un año de estos, sobretodo por la parte montañera, hay unas rutas muy interesantes que cubrir y las vistas son magníficas...

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